miércoles, 15 de febrero de 2017

Próximo Estreno ... por Julian Molina

La gente sabe perfectamente cuándo a una pareja le ha llegado el momento de casarse. Si en una boda todos te preguntan "¿vosotros los próximos, no?", no hay nada ya que puedas hacer, te casas seguro. Y en esas está Susana Díaz, todo el mundo sabe que ha llegado su hora, por más que se niegue a reconocerlo, posiblemente porque alguno de sus chamanes le haya dicho que no es el momento óptimo para compartir esa noticia. Y sin duda será un chamán con una formación fabulosa y amplios conocimientos de comunicación política, que justifiquen su abultado sueldo, pero, siento decírselo, en mi barrio todo el mundo sabe ya que se va a presentar. Es más, cuesta creer que quede aún alguien que no lo tenga meridianamente claro en todo el hemisferio Norte.

Pero desde que arrastran tantos politólogos en los gabinetes, uno se siente constantemente como un ratón en un laboratorio, sientes como si hubiera siempre un grupo de sesudos nigromantes observando al detalle todas tus reacciones, con una libreta y una bata blanca. Experimento 417bis, al sujeto A se le suministra una leve insinuación sobre la predisposición de Susana a liderar el PSOE. Tal y como se estipula en el trabajo Polarization de los doctores Cooper y Hofstadter, la propensión a votarnos del sujeto sube un 4,3%, mientras el resto de sus constantes se mantienen estables.

Se habla mucho de la burbuja foodie, pero la burbuja de los expertos en política empieza a resultar ya casi más cargante. Se pasan el día explicándonos por qué hemos votado lo que hemos votado, con un lenguaje cada vez más alambicado y plagado de neologismos. En su consciente postfactual el sujeto cree que vota contra un sistema perverso y corrupto, pero realmente su voto no es más que una manifestación de su subconsciente infoxicado, que desea volver al útero materno para poder pasarse allí toda la información veraz y contrastada por la fase anal. Te intentan vender un proyecto político como si fuera un todoterreno o una compresa ultrafina, y el resultado es demasiadas veces grotesco y artificioso. Cuesta bastante creer que Susana no tenga clarísimo hace mucho si se va a presentar o no, todo esto suena mucho más a promoción de un estreno que a un compromiso con los españoles. Aunque, si lo piensan, quizá no sea más que eso, al fin y al cabo. Vendernos otra película más.

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