domingo, 19 de febrero de 2017

Febrero ... por Antonio Soler

Anda febrero atravesado de carnavales y nubes, con el bosque desnudo y más umbrío que nunca. A lo lejos se oyen caer los árboles que en otro tiempo fueron el orgullo de la comarca. Frondosos fresnos de sombra reparadora convertidos hoy en puros esqueletos, fantasmas de sí mismos. Los ídolos de antaño preparan un hato de presidiarios y sus nombres andan desgastados en la boca de quienes en un tiempo no muy lejano se amontonaban en las aceras para mostrarles fervor y pedirles una foto, un autógrafo, que los rozaran con la mano como si fueran leprosos y ellos, los ídolos, tuvieran el poder de sanar. De curarnos a todos de nuestra mediocridad, ellos que venían del Olimpo de la realeza, de los palacios o la alta política. Ahora despeñados. De esa caída también se alimenta el pueblo, espoleado por los voceros que ayer pergeñaban loas y hoy escupen al paso de los reos. Los dioses de ayer están hoy más bajos que nosotros. Algunos quieren que eso sea un consuelo, un asomo de justicia ultraterrena.

Ayer Correa, Conde, Bárcenas, Roca. Hoy Urdangarin, Torres y el bochorno de la infanta. Mañana quizás Rato, o Chaves y Griñán ya señalados por la audiencia sevillana y con cita en el banquillo. Madera para el invierno, troncos secos con los que alimentar la chimenea. A quién va a importarle que ayer fueran parte indispensable del paisaje y tuvieran copas que, según decían, rozaban el cielo. Siempre habrá bosque, siempre habrá verdor. Mañana, aquí mismo, en Málaga, se reúne lo más florido de España y Francia. La Tricolor lucirá al lado de nuestro emblema. El himno que llevó al pueblo a su máxima conquista y acompañó la carreta de la guillotina sonará como un hermoso canto a la libertad. Las comadres que al compás de la Marsellesa tricotaban mientras veían rodar cabezas son hoy tertulianos que con la misma ferocidad tejen su media, una tela de araña con la que envolver a la audiencia.

Robespierres de circunstancias, jacobinos improvisados. En el viejo calendario de la revolución este sería el mes Pluvioso. Y esta la hora de la carreta. Por suerte, aquello quedó atrás. La guillotina ahora es un meme o un twit. La moraleja sangrienta del pasado es hoy una hidra con ciento cuarenta caracteres que no cesan de reproducirse. El juez Castro se muestra decepcionado. La infanta ha sido rebajada a la condición de mujer florero. Isabel Pantoja, a su pesar, tuvo un trato de ciudadana posterior a la conquista de los derechos del hombre (y de la mujer). El fiscal Horrach, siempre dispuesto a ingerir el brebaje que puntualmente lo convierte en el doctor Jeckyll para la infanta y en Hyde para su marido, avisa que puede haber riesgo de fuga y se inclina porque el antiguo príncipe azul sea llevado inmediatamente a galeras. Un viento frío cruza el bosque y desde lejos trae un eco demasiado conocido. La música de las sierras eléctricas y el cántico de los leñadores a sueldo.

 Antonio Soler

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